martes, 24 de abril de 2012

Pensando

     Un día comprendí que el silencio dice más que mil palabras, que tomar una mano no significa amarrar un corazón, que no se debe correr detrás de alguien que siempre huye de ti, que el amor se demuestra, no se mendiga. Que a quien queremos sólo podemos desearle toda la felicidad del mundo, aunque no sea a lado nuestro. 

domingo, 22 de abril de 2012

Con tu nombre y apellido 3. Para ti









MI DOLOR

No me duele tu ausencia ni tu olvido,
Ni el brillo desdeñoso de tus ojos,
Ni la certeza de que te hayas ido
Apartando de mí, poquito a poco.

No me duele saber que te perdí
Y que todo lo nuestro es un pasado,
Ni comprender que para ti no fui
La mejor ilusión, el sueño dorado.

No me duelen las lágrimas lloradas
Ni caminar tan sola por la vida,
Ni saber que mantienes olvidada
La pasión que te di en nuestros días.

Hoy me duele el amor que hay en mi alma
Y no tener manera de entregarlo,
Sabiendo que la vida se me pasa
Sin podértelo dar, sin expresarlo.

Me duelen las caricias en mis manos,
Cada día es más difícil controlarlas,
Me duele no saber si por acaso
Podré algún día en tu piel dejarlas.

Y mis labios, ¿qué es lo que harán mis labios
Con todos esos besos añejados,
Besos de fuego que hace tiempo guardo
Esperando que tú quieras tomarlos?

¿Qué voy a hacer con todas las palabras
Que tengo para ti desde hace tiempo,
Que se han acumulado en mi garganta
Causándome el dolor que ahora siento?

Nada, nada hay de lo tuyo que me duela
Como me duele todo lo que guardo,
Esta pasión que me mantiene presa
Y todas las caricias de mis manos. 


ALGUNOS DÍAS

Hoy que no estás, tiendo a buscarte
Y más que nunca mi espíritu te añora
Oculto mi pesar, finjo coraje
Aunque en el fondo de mi alma, hay algo que llora.

111 días han transcurrido
Desde que contemplé candorosamente tu completa faz
111 noches de vivir com frío
Um frío que congela, que viene y no se va.

Dónde estás, a dónde te has ido
Llevándote mis ganas de vivir feliz
Dónde estás, cuál es tu camino
Necesito saberlo, necesito de ti.

… Desde que te fuiste
Se acabó el encanto
Se fue la dulzura
Me desvanecí.

Desde que te fuiste
Llegó la amargura
Y una pena honda
Solo habita en mí.



Con tu nombre y apellido 2. Para ti









ERES
  
Eres el amor que pensé para siempre,
La alegría que antes nunca tuve,
El fuego abrazador, incandescente,
La pena honda que mi alma sufre.

Eres el frenesí desconocido,
La pasión delirante que enloquece,
La inconsciencia que anula mi sentido,
Ensueño que se quiebra y que fenece.

Eres mi anhelo, mi ansiedad, mi todo
La ilusión que se va y que se pierde,
Mi angustia, mi dolor y todo el lloro
Que hay dentro de mí por no tenerte.

Eres la aurora que a mi vida vino,
El romance que a mi alma cautivara,
La luz que iluminara mi destino,
La ausencia que a mi dicha mutilara.

Eres misterio que nunca se descifra,
Secreto por demás inescrutable,
Eres la negación que me infeliza
Y de mi soledad eres culpable.



MI DOLOR 

No me duele tu ausencia ni tu olvido,
Ni el brillo desdeñoso de tus ojos,
Ni la certeza de que te hayas ido
Apartando de mí, poquito a poco.

No me duele saber que te perdí
Y que todo lo nuestro es un pasado,
Ni comprender que para ti no fui
La mejor ilusión, el sueño dorado.

No me duelen las lágrimas lloradas
Ni caminar tan sola por la vida,
Ni saber que mantienes olvidada
La pasión que te di en nuestros días.

Hoy me duele el amor que hay en mi alma
Y no tener manera de entregarlo,
Sabiendo que la vida se me pasa
Sin podértelo dar, sin expresarlo.

Me duelen las caricias en mis manos,
Cada día es más difícil controlarlas,
Me duele no saber si por acaso
Podré algún día en tu piel dejarlas.

Y mis labios, ¿qué es lo que harán mis labios
Con todos esos besos añejados,
Besos de fuego que hace tiempo guardo
Esperando que tú quieras tomarlos?

¿Qué voy a hacer con todas las palabras
Que tengo para ti desde hace tiempo,
Que se han acumulado en mi garganta
Causándome el dolor que ahora siento?

Nada, nada hay de lo tuyo que me duela
Como me duele todo lo que guardo,
Esta pasión que me mantiene presa
Y todas las caricias de mis manos. 




Apariencias




     Hace tiempo que mi ser experimenta un fenómeno extraño. Por meses -que llegaron a formar años- tuve la sensación de que algo había cambiado en mí. Pasó el tiempo y dejó de ser sólo una sensación para convertirse en una certeza: la certeza de un cambio, de un "algo diferente"...

     Hace un par de meses por fin entendí qué había pasado... Comprendí que en esencia yo seguía siendo la misma: la soñadora empedernida, la mujer apasionada, la persona sensible, la joven sentimental; pero, a la par, había albergado en mí una especie de caparazón que proyectaba todo lo contrario: dureza, suma seguridad, poca sensibilidad...

     Quienes me conocen verdaderamente saben que lo último es sólo eso, un caparazón, un antifaz, mi "arma poderosa" para no mostrarme débil, no ante los demás, sino delante de mí... Mi roca de salvación ante mi inminente estado actual: no puedo darme el lujo de flaquear... Y no puedo hacerlo porque sencillamente, al final del día, dentro de mi habitación, compartiendo la vida, soy yo y no más...

    Y eso, ahora, no lo considero malo, pues, en algún punto del camino, el ser humano debe entender que de muy poco sirve ser débil, lo mejor es guardar la propia sensibilidad para uno mismo en la intimidad...

  
Si porque me ven tranquila
Piensan que yo nada siento,
Se equivocan sus pupilas,
No es verdad lo que están viendo.

Cierto es que voy muy serena
Con paso firme en la vida,
Y es porque escondo mi pena,
Para que nadie se ría.

Mejor que digan que soy
Como una piedra viviente,
Mejor que escuchen mi voz
Sin sollozos y sonriente.

No puedo pasar el tiempo
Exhibiendo mis pesares,
No puedo, más bien, no quiero,
Dar de mi dolor detalles.

Dichosa, no siente nada,
Dicen al verme pasar,
Las ignorantes miradas
Que ven sin analizar.

Me gusta que así me crean
Y que me sientan dichosa,
Ya no quiero que me vean
Como antes, siempre llorosa.

Nada gané con mostrar
La pena que me mataba,
Nada gané con llorar,
Todos de mí murmuraban.

Que si acaso estaba loca,
Que si no sabía vivir,
Que la vida era muy corta
Y otras mil cosas, en fin.

Y de ahí tomé lección
Y desde entonces pensé
Que las penas y el dolor
No se deben dejar ver.




Con tu nombre y apellido. Para ti










TE ME OLVIDAS

No sé por qué te me olvidas,
Te me vas del pensamiento,
Cuando sé que tú mitigas
En mí todos los tormentos.

No sé por qué te me olvidas
Cuando me siento feliz,
Si contigo compartía
Mi alegría, mi reír.

Te me olvidas para todo,
Si estoy despierta o si duermo,
Cuando sonrío, cuando lloro,
Para nada te recuerdo.

No sé por qué te me olvidas,
Tal vez porque mi alma siente,
Que no te importa mi vida,
Que no te importó, de siempre.

Ya te me estás olvidando
Para muchas, muchas cosas,
Te olvido si estoy bailando,
Te olvido cuando estoy sola.

Es por eso que hoy mi boca
Te dice muy complacida:
Tu recuerdo se me opaca,
Te me olvidas, te me olvidas. 



AL MARGEN
  
Estoy viviendo al margen de tu vida,
Si es que vivir pudiéramos llamarle
A pasar con el alma siempre herida
Sin poder hacer nada por curarle.

Estoy viviendo al margen de tu vida
Y miro desde lejos tu ir y venir,
Sé tus nuevos amores,  ilusiones fallidas
Que a la legua se mira que te han hecho sufrir.

No le pregunto a nadie lo que contigo pasa,
Mi limito a mirarte y eso es suficiente,
Para que me dé cuenta que en el fondo de tu alma
No existen ilusiones que tu vivir alienten.

Yo conozco tus ojos cuando miran felices,
Sé el ritmo de tu paso cuando estás satisfecho,
Si te colma el placer tus labios sonríen
Y cuando estás a gusto, se trasluce en tu cuerpo.

Estoy viviendo al margen de tu vida
Y un tiempo quise que esto te doliera
Pero hoy, que adivino tu alma adolorida,
Quiero olvidar rencores y aligerar tu pena.

Quisiera que perdieras un poco de tu orgullo
Y que me platicaras de tu ilusión perdida,
¡Yo te daría mis sueños!, que siempre fueron tuyos,
Y seguiría viviendo siempre al margen de tu vida.






¿Por qué no?


     Envuelta en la inmensidad, inmersa en el todo y en la nada, “víctima” de la melancolía, presa de una preocupación indescriptible al saber que mi familia está viviendo una situación muy diferente a la que vivo aquí, en esta ciudad en la que, a pesar de estar a solo unas horas de distancia, “parece” no ocurrir nada,  vinieron a mí varias interrogantes: 

     ¿Y si defendiéramos a nuestra patria con el mismo celo con el que nos enfrentamos a cualquiera que se atreve a tocar a un ser querido?, ¿y si trabajáramos día a día por construir un México mejor con la misma entrega con la que buscamos obtener el ascenso millonario de nuestra vida?, ¿y si mantuviéramos nuestros aires insurgentes y nuestros ánimos redentores y libertarios incluso estando fuera del aula de clases?, ¿y si nos condujéramos por la vida con la misma rectitud y dureza con la que juzgamos a nuestros semejantes?, ¿y si acogiéramos a nuestros hermanos mexicanos –sin distingo- con la misma dulzura con la que tomamos en nuestro regazo a los niños, con el mismo amor con el que una madre besa a su primogénito?, ¿y si viviéramos plenamente los valores que llevamos tatuados como mexicanos que somos?, ¿y si al recibir una “dádiva” pintada de un color específico de parte del gobierno nos indignáramos de la misma manera en que lo hacemos cuando un hombre golpea, cual bestia llena de furia, a una mujer?, ¿y si en lugar de mostrar lástima y desprecio por los desprotegidos, lucháramos por transformar a nuestra nación en un país incluyente?...

     … Esta respuesta sí la tengo, ¡todos la tenemos!: México sería un país distinto… No sé si se colocaría como una potencia mundial… Eso no es lo importante, es más, no creo que sea ésa la meta que perseguimos los mexicanos… Lo que sí aseguro con todas las fuerzas de mi alma, es que México y cada uno de sus habitantes, viviríamos con dignidad, con seguridad, con placer, con gozo de haber nacido en esta tierra, con un corazón rebosante por ver a nuestra nación como anhelamos, desde hace mucho, en lo más profundo de nuestro ser.

     Se puede, ¡sí se puede!, porque desde el momento en el que Dios nos bendice con la oportunidad de despertar un amanecer más, es suficiente para entender que somos privilegiados ante tantos seres humanos que día a día se ven caídos, desaparecen, son muertos.

     México: ya no te engañes, ya no permitas que “los menos” acaben con “los más”… No será sencillo, pero lo tienes todo, está en tus manos y mientras exista un solo hijo tuyo que lo crea y lo viva, hasta ese entonces, siempre habrá oportunidad para ti.


México


     "Pobres mexicanitos, no se han dado cuenta que si este barco se hundió, no fue solo por los errores del timonel, sino por la desidia y la torpeza de los remeros" (Antonio López de Santa Anna)…

     Sí, sí México, es cierto, eres bello; tus escenarios naturales impactan a cualquiera, tu gastronomía es única en el mundo, te catapultas en el ideario internacional por la servicialidad de tu gente, por tu alegría, porque los mexicanos saben cómo divertirse, saben ser amables…

     Pero está presente también la segunda cara de la moneda, ésa que me cuesta aceptar que palpita, que está latente: México sigue siendo sinónimo de sombreros, tequila y rebozos; y en las palabras de los propios mexicanos, somos machistas, corruptos, impuntuales, cobardes, mentirosos, chismosos, incultos, holgazanes… 

     Y la lista aquí sí que continúa: que tenemos un gobierno al que lo único que le importa y satisface es el dinero y el poder exacerbados, que creemos fervientemente en el cambio pero no hacemos nada por alcanzarlo, que para nosotros la palabra “triunfo” está prohibida… Que la libertad y la buena vida son dos cuestiones que jamás conoceremos…

     Después de escuchar la descripción que Ocatvio Paz hace del mexicano, he de confesar que me encuentro como desorientada y es que, a diferencia de los demás autores que a lo largo de mi instrucción y de mi vida he venido escuchando, Paz ubica como “virtudes” ciertas características que tenemos los mexicanos… Y entonces, es aquí donde me pierdo… Porque en teoría sus líneas suenan exquisitas, creíbles, alentadoras, pues resulta motivante pensar que no es incorrecto el hecho de que un mexicano busque estar solo, que busque  enarbolar con total orgullo el estandarte del estoicismo, que tenga como una de sus más grandes virtudes populares la resignación… Y entonces, llega mi duda: ¿en qué momentos nos desviamos? ¿En qué situación estas características que al oído resultan agradables tomaron otro rumbo?

     No puedo callarlo: me emocionó el viraje encontrado en las palabras de Octavio Paz, me ilusionó la posibilidad de ver a mi país poseedor de la grandeza que le corresponde… Y me hizo vibrar el saber que, probablemente, nuestros mayores defectos sean también las mayores virtudes con que contamos… Y que en esta arma de doble filo se encuentre –hábida por salir a la luz-  la salvación para nosotros, los mexicanos….

     …Nuevamente estoy extasiada… Una vez más viene a mí la imagen de un México esplendoroso, ecuánime, victorioso… Y no tengo duda: sí se puede, aunque suene a cliché, aunque la expresión parezca ya agotada… Con todo el corazón sé que se puede… Y que este país del que me siento verdaderamente orgullosa, no va a morir sin ver algo diferente; no va a morir sin encontrar sus ojos llenos de lágrimas de emoción al presenciar el sol saliendo para su pueblo. 



Cansancio



     
     .....Después de tantas veces de lo mismo, de jurarme una y otra vez que ahora sí era la definitiva, que ahora sí iba a dejarte atrás, de armarme de valor por sólo unos instantes, creo que llegó el justo momento en el que, así como todo conoció inicio, conozca también final...

     Te preguntarás qué es lo que hará de este esfuerzo el efectivo, el que por fin me saque del círculo vicioso en el que me encuentro. A esto yo sólo puedo responderte que, por primera vez desde que siento por ti un amor tan profundo, hoy me reconozco burlada y decepcionada, pero, más que eso, me siento cansada.

     Sí, mi ser se encuentra agotado, sin ganas de seguir alimentando una quimera, sin el propósito de avanzar en un camino de ilusiones, porque ha entendido que todo ser humano necesita de realidades para vivir... Hoy ya no encuentro de dónde agarrarme para multiplicar mi fuerza, porque dejaron de bastarme tus palabras, tus falsas promesas, tus altibajos, tus inconstancias... Porque finalmente abrí los ojos y, más que entender, acepté que la vida misma podría irse de mis manos esperando -sin respuesta- a que te decidas, a que te muestres valiente, a que elijas caminar junto a mí... 

     Justificaciones, muchas. Excusas, aún más. Pero la realidad es que el amor genuino no conoce límites, no acepta barreras, no sabe de imposibles... Jamás hablaré por ti ni trataré de descifrar tus motivos, no jugaré a ser la adivina que dé sentido a tus más profundos pensamientos, no caeré en el juego de repasar una y mil veces eso que en algún momento dijiste y sentí tan real... Sólo actuaré por y para mí y avanzaré en mi vida porque así lo quiero y porque es para lo único que me siento fuerte.

     Mi corazón lo siente todo por ti, todavía, pero el resto de mi ser me pide a gritos que abandone esta lucha que no habré de ganar... Y así lo haré, porque ya no creo aguantar un intento más, porque me siento en penumbra, nublada y a punto de desfallecer... 



Estoy cansada de quererte tanto
Estoy cansada de sufrir por ti,
Estoy cansada de vivir llorando
Y estoy cansada de ya no vivir.

Estoy cansada ya de tus desdenes,
Estoy cansada ya de tus mentiras,
Ya me tienen cansada tus vaivenes
Y me cansé de no vivir la vida.

Estoy cansada de esta larga espera
Y estoy cansada de mirarte pasar
Y me ha cansado ya tanta quimera
Y me cansa el esfuerzo de quererte olvidar.

Me cansan las preguntas que me he hecho
Cuando quiero saber si sanaré
De este terrible mal que yo padezco,
De esta calamidad de tu querer.

Me cansa y me atormenta la gran farsa
Con que oculto mi amor, mi llanto
Cansada, muy cansada está mi alma
Mi vida está colmada de cansancio.



México lindo: una quimera


    
     … ¡Y ojalá que reflexiones a quién andas defendiendo, si a los pobres de tu patria o a los dueños del dinero; a mi tierra que es tu tierra o al señor del extranjero, a los que hacemos la vida o a los que roban al pueblo!

     He decidido iniciar este escrito con una frase de una poesía que a mi parecer, refleja totalmente la situación actual de “nuestro” México; ése que más que nunca está inmerso en una confusión total. 

     Hasta hace unos meses, cuando algún profesor, amigo o familiar me preguntaban que si me sentía orgullosa de ser mexicana, sin detenerme a pensarlo mi respuesta era un sonoro y seguro “sí”… Hoy no creo poder contestar de la misma manera.

     ¿De qué se supone que debo sentirme orgullosa? ¿De las matanzas y balaceras diarias que se sufren en los estados del sur? ¿De tener al hombre más rico del mundo? ¿De ser los número uno en obesidad? ¿De no ser capaces al menos de llegar al tan “anhelado” quinto partido en el mundial? O tal vez merezco y debo sentirme orgullosa por la falta de democracia en “nuestro” querido México, que se refleja hasta en los salones de clase; o quizá tengo que sentirme dichosa por ser de un país donde pase lo que pase, los siempre “optimistas” mexicanos, a pesar de perder una y otra vez, siguen encontrando el lado amable o positivo de las cosas… Y a veces, muy a veces me pregunto: ¿de verdad es “optimismo” la palabra adecuada, o es únicamente un error más y el vocablo preciso que deberíamos emplear sería “pendejismo”?...

     Quisiera en este momento emplear cifras, datos exactos, pero no los tengo; cuento únicamente con 21 años de edad y un espíritu cuya visión “crítica”, es relativamente nueva… Cuento únicamente con un ser que acaba de despertar de ese sueño en el que todo era bueno, no perfecto pero sí perfectible, donde la gente mala no existía… Ahora se ha empezado a gestar en mí una individua que ya no piensa que toda elección de sus padres es la adecuada, que ya no compra “sentires” ajenos… Y ese despertar sí que ha dolido.

     En pleno 2012, tenemos por mandatarios a un cúmulo de ignorantes que conocen y tienen 1 amor: al dinero. Nuestros maestros (al menos la mayoría) son individuos grilleros, frustrados, que ven en su calidad de “superiores” la oportunidad perfecta para deformar individuos; en las corporaciones de policías y tránsitos hemos agrupado a los más corruptos y patanes; en el seno familiar encontramos a un padre y una madre inmaduros, egoístas, alcohólicos, drogadictos, con un criterio tan pequeño, que siguen enseñando a sus hijos que México, “nuestro México”, es el mejor.

     Y así la lista podría continuar, y entonces un “buen mexicano”, uno de ésos que sobran y ya hasta estorban, como en un intento de rescatar a su país, diría: “no se vale, evidentemente siempre será más sencillo hablar de cosas malas que de cosas buenas”; y ¿qué creen?, yo sólo le respondería que lo siento, que al menos en este ejemplo eso sí aplica… Es más, ¡los reto! Tomémonos un minuto para pensar  en las cosas buenas de “nuestro” México… ¿Listo? Apuesto a que todo se resume en bellezas naturales, gente cálida y bondadosa, riqueza cultural, gran gastronomía… ¿Y luego? ¿Apoco es todo lo que se ha logrado a 200 años de independencia y 100 de revolución?

     Considero que ya es suficiente de las “maravillosas” inyecciones cargadas de mensajes bonitos que nos llevan a pensar que por ser mexicanos somos especiales… ¡Es una mentira! No, no somos especiales; somos iguales a los chinos, a los franceses, italianos, americanos… No somos una raza privilegiada, ni nos hace superiores ser tan luchones -o tercos- cuando esa lucha y persistencia jamás rinden fruto.

     No es cierto que estamos mejorando, que este sexenio ha sido tiempo de avance. Mentira total la que nos dicta que la guerra contra “el narco” la estamos ganando nosotros… ¡No hay tal! No hay avance, sólo retroceso; no hay riqueza, los pobres son cada vez más; no hay trabajo ni dinero, ni nivel académico… ¿Y saben qué es lo peor? Que no hay hambre por cambiar, porque “somos” así: conformistas en lo que implica esfuerzo, “valedores” en lo que sí importa… Pendejos y cerrados, para acabar pronto.

     Estamos tan perdidos, que para nosotros, los “chingones” mexicanos sólo nos está permitido soñar y ver cómo los individuos de otros países hacen de ese sueño una realidad. ¡Ah, pero eso sí! Nos encanta denostar a los guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, porque nos consideramos mejores que ellos y, ¡sorpresa!, “hasta” ellos nos están superando.

     ¿Identidad mexicana? No hay tal. O tal vez sí, pues en el 2010, para el mundo entero México es sinónimo de corrupción, violencia, muerte, pobreza, hambre, etc.

     ¿Qué pretenden nuestros gobernantes al hablar de identidad? Y peor aún, ¿qué pretendemos nosotros al creer que esa identidad existe?

     Estamos tan desorientados que hoy vemos como héroes a quienes según en su papel de “revolucionarios” e “insurgentes” se joden al otro; a quienes son fuertes y no muestran debilidad al ver a un hermano necesitado…

     Sé que sería una utopía pensar en que de la noche a la mañana “nuestro” México (que es de Estados Unidos) puede tornarse distinto, pero sé también que la “formulita” mágica que necesitamos se llama “cambio total”; pero que sea radical, que tenga intenciones de lograr un mejor país.

     … Lo siento, pero si con lo siguiente me tachan de retrógrada y mocha, juro que me voy a aguantar: los reto a todos a cambiar desde dentro, desde el espíritu. Nuestro país está urgido de tener “algo” en qué creer; no es cuestión de religión, sino de unión y fe. Ha quedado comprobado que eso de la “mente abierta” no es para nuestro país… Así es que, de verdad, yo los reto a retomar principios del pasado, donde los valores eran reales, no un juguete; donde no existía tanta tolerancia, misma que hoy nos tiene así, pues pensamos que “un poquito más” no afecta. Reto a mi México “lindo y querido” a dejar de sentir autocompasión, invito a algún individuo que de corazón tenga ganas de mejorar al país, a que se aviente por el poder…

     ¿Qué más podemos perder que no hayamos perdido ya?

     Yo, desde mi ser, cambiaré, porque ya no quiero que sea un sueño, sino una realidad… “México, te estás muriendo y nos estamos muriendo contigo”… Pero aún conservo un “algo” que me indica que estamos en tiempo… “Porque México es eterno, porque nunca morirá, para eso estamos nosotros, los que añoramos libertad”.
     

Para mí


     Un palpitar se agolpa vibrante dentro de un cuerpo, la sangre caliente propia de un costeño recorre incesante las venas, la esencia misma está inquieta, el corazón revolotea, todo el ser ha cambiado su estado de pasividad y se ha encendido, está alerta… 

     Después de tanto y tan poco, después de haber dicho y oído mucho y a la vez nada, la posibilidad de contar con una respuesta real, genuina, cargada de cambio y esperanza ha irrumpido de golpe a mi mente y a mi corazón… Hoy mi parte material vislumbra –aunque tenues- chispazos de un mañana distinto; hoy, mi parte espiritual me grita, una vez más, que se puede, que no deje de soñar, que no baje los ojos al suelo… Que crea, que crea.

     … Si hay algo que disfruto -por sobre todas las cosas- de mi vida académica, es la oportunidad de encontrarle sentido a lo que se me comparte en el aula; es la oportunidad de lograr establecer vínculos entre el discurso –aparentemente solo teórico- de mis profesores y mi vida real; es la oportunidad de descubrir que aquello que parecieran ser palabras al aire me resulta significativo, familiar… 


     Un exhorto tanto racional como emotivo a actuar, a no quedarme impávida (pero no por valentía, sino por mero desinterés o hasta valemadrismo), a no permanecer más tiempo pasmada, en quietud…

     No quiero ahondar más en explicaciones, solo diré “gracias”… Gracias a Dios por la oportunidad maravillosa de sentirme viva, de sentir y creer que puedo hacer algo para que la situación se torne distinta (para bien), gracias porque a pesar de que en ciertos momentos he llegado a contagiarme de la indiferencia que reina a nuestra sociedad, hoy de nuevo sentí que regresó esa Carla Argentina que cree, que actúa, que se apasiona por conseguir sus metas…

     Y como realmente estoy convencida de que hoy de nuevo se encendió en mí esa llama que, bien sé, no permitirá ser apagada con gotitas de agua, con cualquier viento… Me atrevo a hacer un compromiso: prometo, me prometo aterrizar muchas de las ideas que he venido albergando en mi mente por varios meses… Hoy refrendo mi compromiso conmigo… Voy a actuar… Nos vemos pronto.

     

Hopelessly devoted to you


  Escuchando una canción que hice mía desde hace algunos meses, viene el recuerdo casi perfecto de un gran día contigo. Se agolpan en mi mente las imágenes, se cuelan en mi corazón las emociones.

     Con tanto que he dicho en todo este tiempo, me empieza a resultar complicado dar sentido lógico a lo que siento, a lo que me pasa y es que cada empiezo a creer –un poco más- que las palabras están por agotarse y que, en cambio, lo que queda y se desborda son las emociones… Ésas que se transmiten a través de una mirada, una sonrisa, un toque directo del alma, una caricia de corazón a corazón. Ésas que lo sobrepasan todo, que lo renuevan todo, que lo trastornan todo. Ésas que hacen reír, cantar; ésas que el espíritu es incapaz de controlar y ocultar porque, de guardarse, pudiesen llegar a explotar.

     Yo sí estoy “irremediablemente enamorada de ti”… Me lo dice cada amanecer en el que me sorprendo recibiendo al nuevo día con una sonrisa; me lo indica el estremecimiento que me recorre toda cuando estamos juntos, lo compruebo cuando miro la hora y caigo en la cuenta de que el tiempo pasó sin haber sido sentido; lo refrendo cuando entiendo que jamás me había sentido así.

     “Hopelessly devoted to you”…

     Del amigo, del guerrero, del hombre… De tu perfume, de tu forma de pensar y ver las cosas, de tu muy engañosa talla de camisa, de tus brazos “peludos” que te resistes a depilar, de tu piel “pálida” a la que le caería bien un bronceado. De la manera en la que te expresas de la gente, de lo que has logrado con todo y los muchos obstáculos que has encontrado en el camino.

     De tus contrastantes facetas y personalidades, del hombre que aún ríe, bromea… Del hombre que pide tortillas cada vez que va a comer, que evita los lácteos porque dice que cada lácteo menos es un día más.

     Del hombre rudo y duro en apariencia, que es en el interior casi tan frágil como un cristal.

     Eres el hombre que, estando cerca o lejos, permanece, se encuentra presente. Eres quien me genera suspiros, sonrisas; quien me hace vibrar.